viernes, 2 de diciembre de 2011
En este proceso, se cortan barras de vidrio huecas, que se bañan en un gas que tiene las partículas de lo que será el futuro núcleo. Calentando hasta conseguir mil grados, estas partículas empiezan a fundirse hasta que el tubo hueco colapsa y forma una vara maciza con la estructura deseada: la preforma. Una vez hechas las preformas, se colocan verticalmente y se calientan hasta que se van fundiendo formando un hilillo continuo. De una preforma se sacan kilómetros y kilómetros de fibra. Este proceso, a pesar de la sencillez de la idea, es muy complejo y delicado, ya que hay que garantizar que el flujo se mantiene constante, que el hilo mantiene un grosor de 125 micras y que no se producen tensiones excesivas. Durante esta fase además se aprovecha para crear una capa protectora sobre el vidrio. La fibra óptica se enrolla en grandes bobinas. Las grandes redes de comunicación usan haces de varias fibras agrupadas en un cable tan grueso como un cable eléctrico pero capaces de transmitir una cantidad de información mucho mayor, a distancias muchísimo mayores y con un menor gasto de potencia.
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